- Ácaro de la sarna (Sarcoptes scabiei variante Hominis):
El ácaro hembra deja sus huevos en la piel humana, provocando la reacción e inflamación (pone dos o tres al día, pero tomemos en cuanta que lo hace mientras hace un túnel en la piel del anfitrión). A la larga se torna bastante infecciosa y resulta todo un suplicio a quien lo padece, torturándole con una comezón perpetua.
Síntomas: picor, dolor, nódulos llenos de pus, irritación de la piel.
El tamaño de estos parásitos es variable desde lo microscópico hasta medir metros como la tenia o solitaria.En general la presencia de parásitos en el organismo está relacionada con la falta de higiene en los alimentos ingeridos al haberlos preparado, en la higiene de las manos o en las condiciones en que el alimento ha sido consumido.
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ResponderEliminarLa historia de la sarna es curiosa, aunque se asegura que en siglo IV a.n.e. Aristótele conocía el parásito; pero pasaron 19 siglos hasta que Hildegard lo descubrió. En 1786, Wichmann de Hannover establece la doctrina de la naturaleza acariana de la sarna con una perfecta precisión en una memoria en la que hoy día no habría nada que refutar.
A partir de este momento, la historia de la sarna, es poco completa, se conoce el parásito, se sabe donde se encuentra, su rol mórbido es bien definido y sin embargo, durante medio siglo todavía los dermatólogos negaban la existencia del ácaro o lo consideraban como accidental, atribuyendo la sarna a causas tumorales.
La doctrina parasitaria no fue admitida, hasta que un estudiante corso, Renucci, asistiendo en 1804, a la Clínica del Prof. Alibert, dio a conocer a todo el auditorio el ácaro que ese declaraba no haber visto jamas. Había aprendido a conocerlo y estudiarlo en las mujeres de su país, así como Bonomo lo conocía por los esclavos del puerto de Livourne.
A partir de este momento, todo el mundo conoció el descubrimiento y ya no cupo duda de que el ácaro era el agente etiológico de la sarna.